Soy Diana Gutiérrez y escribo cosas. A veces me creo graciosa y no lo soy. A veces intento hablar en serio y la gente se ríe, así que opto por una postura a lo Eugène Ionesco: nada puede tomarse en serio, ni totalmente a la ligera.

Nací en Madrid en 1982, aunque he saltado de país en país y actualmente resido en Barcelona. En los albores de los tiempos estudié Comunicación Audiovisual y trabajé un tiempo de guionista en televisión, pero me marché cuando me di cuenta de que aquel no era el medio idóneo para las historias que realmente me interesaban. Si hubiera esperado un poco, habría visto evolucionar la narrativa televisiva, pero tampoco es que sienta nostalgia de ese mundo. Desde entonces, alguna vez he colaborado en proyectos de guión, pero no me acerco a una cámara si puedo evitarlo.

Aunque he escrito desde siempre, he ganado algún que otro premio y he publicado relatos en revistas y fanzines, soy bastante desordenada y solo llevo la cuenta de mis contribuciones desde 2014 más o menos. En estos años he publicado algunos relatos en antologías (como Cuando calienta el sol en 2014, Instinto animal en 2015, WhiteStar en 2016 y POP! en 2017), unos cuantos fanfics y tres novelas:

• Un pavo rosa (Meracovia, 2016) y su secuela, Un pavo rosa 2 (Meracovia, 2018), una comedia juvenil sobre la relación entre dos chicas muy distintas del extrarradio que representan musicales y de paso se enamoran (entre sí). Probablemente son mis novelas favoritas de las que he escrito hasta ahora, en parte porque son muy personales, para bien y para mal. En esta página hay mucho material sobre Un pavo rosa, como por ejemplo estas preguntas frecuentes o los perfiles de los personajes. Suelo decir que algún día pondré en marcha una «Pavopedia» porque los personajes de esa serie configuran una especie de universo propio.
• ¡Sí, mi capitana! (Café con Leche, 2016), una novela erótica ilustrada que mezcla humor con aventuras y que se inspira en la historia real de las piratas Anne Bonny y Mary Read. Hay muchas risas, mucho sexo explícito, una buena porción de BDSM y nada de vergüenza a la hora de mostrar fetiches de todo tipo. En realidad es una oda a la sexualidad femenina y una celebración de la experimentación sexual, pero me gusta trabajar desde el humor.

En un 80-90% de mis novelas suele haber chicas enamoradas de otras chicas. También hay espejos, adolescentes un tanto retorcidos, ventanas, madres controladoras, animales, momentos escatológicos y muchísimos personajes que hablan unos con otros hasta que se les queda la lengua seca. Para mí es muy importante la variedad de género y de temática en lo que escribo. Por desgracia, esta variedad suele confundir un poco y a veces tengo la impresión de ser demasiado literaria para ser comercial, demasiado erótica para ser mainstream y demasiado mainstream para que el mundillo hipster me tome en serio. ¡Qué le vamos a hacer!

Aparte de escribir, soy traductora profesional (con más de 10 años de experiencia) y dirijo un par de editoriales que no necesariamente publican lo mismo que yo escribo. Editar es precioso, pero también cansado e increíblemente poco lucrativo.

Curiosidades al azar:

• Puede que me conozcas por los nombres de Elenis, Rain Michael o alguna otra identidad cibernética que usé en alguno de mis blogs en el pasado.
• Al escribir, me considero «pintora al óleo». Suelo reescribir una escena diez veces para luego mirarla de lejos y decir mi frase habitual: pues yo creo que estaba mejor la primera versión. No escribas nunca conmigo, soy un rollo.
• Pienso mucho en términos de generaciones. Yo tengo más de la Generación Y (los «millennials») que de la X, pero de la X arrastro ese idealismo desencantado que a menudo me empuja a refugiarme en la nostalgia. Fui friki sin convicción, hipster sin saberlo, bloguera precoz y por amor al arte, administradora de sitios web, dibujante aficionada, escritora de fanfiction y toda una suerte de aficiones que tienen en común mucha dispersión y escasa monetización (yo pensaba que eso de querer hacer dinero era de gente sucia).
• Por principio, no leo ni veo historias que tengan como protagonistas a escritores, pero a veces hago excepciones. Pocas veces me gustan las historias sobre autores… hasta que me gustan.

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