¿Habéis escuchado ya la entrevista que me hicieron Ana Satchi y Carme Pollina en InOutRadio? Me sentí muy cómoda y hablamos de muchas cosas. Es un placer charlar sobre Un pavo rosa y literatura con gente que sabe del tema. Y me encantó la música 😉
¡Ahora hablemos de próximos eventos!
El 24 y 25 de junio estaré en la I Feria Nacional de Novela Romántica en Benicàssim. Que bueno, que yo voy a charlar y a picotear y a lo que surja, pero es evidente que lo que yo escribo solo es romántica desde una perspectiva muy amplia y me pregunto qué tal encajará Un pavo rosa en este ambiente. De hecho, es la única novela homoerótica del programa (aunque no la única discordante; echad si no un vistazo al libro de Perra de Satán).
En teoría, Un pavo rosa es romántica porque el centro de su historia es una relación sentimental que tiene mucho, además, de idealización. En la práctica, tiene bastantes detalles que la distinguen del género romántico tradicional. Empezando por que la relación romántica principal es entre dos chicas, y siguiendo con que la mayor parte del tiempo el lector está más entretenido en reírse de ellas que en compartir sus sinsabores en materias amorosas. Lo que no quiere decir que no lo haga…
En defensa del género romántico, hace tiempo que sus estereotipos solo conforman la línea más conservadora. Yo voy a Benicàssim a defender una concepción renovada del género. Por ejemplo, la enorme mayoría de las llamadas «homoeróticas» o «novelas LGBT» ya eran románticas de por sí; solo ahora están pasando a integrarse con la romántica en general. En cuanto a la chick-lit, se podrá decir lo que quiera, pero ha ayudado bastante a integrar la comedia con lo femenino y ha producido muchas comedias de calidad protagonizadas por mujeres, algo que nos hacía falta como el comer. Y por último, las mujeres se han apropiado del género erótico, tan denostado, para crear nuevas perspectivas del mismo. Y no, aunque sea lo que más nos llega, no todas tienen que ver con millonarios chiflados…
Quiero romper una lanza por la romántica tal como yo la entiendo: la historia de dos personajes (o más) y su relación. Su atracción. Su afecto. Su odio. Su amor, si llega a haberlo. Muchas de las historias que ponen el énfasis en las relaciones entre personajes son, de alguna manera, románticas por definición. Y el sector más abierto del género romántico ya se ha dado cuenta de esto. Me he topado con muchas fans de la romántica a las que les gusta leer sobre relaciones sentimentales (de todo tipo), pero que están cansadas de los tópicos. Varias chicas me han dicho con Un pavo rosa: «¡menos mal, estaba harta de las típicas historias chico-chica!». Y no simplemente porque sean chico-chica, ¡sino porque se limitan a repetir lo mismo! Eso aburre hasta a la fan más acérrima del género, y eso que los lectores «de género» siempre tienen una parte a la que le encanta la repetición. ¡Pero no que todo sea exactamente igual, caray!
Creo que todos podemos abrir la mente e impulsar una narrativa romántica más audaz; más creíble, si queréis. Una narrativa en la que no todos los ambientes sean bonitos, en la que las relaciones a veces fracasan, en la que se hable de sexo sin tapujos. ¡Incluso que haya mal sexo! A mí me gusta mucho leer este tipo de historias y creo que en estos contextos es donde florecen los mejores romances (literarios). Al menos, los que a mí me llegan al corazón.
Supongo que siempre seguiré siendo un lobo estepario por esa costumbre mía de mezclar géneros, pero al final voy a tener más en común con las autoras de New Adult y de erótica de lo que creía…